En nuestro trabajo como Psicólogos en Perú, somos testigos de la búsqueda por vencer la fobia social o por intentar superar la timidez y mejorar la vida social, muchas personas comienzan cursos o asisten a sesiones grupales con el objetivo de vencer el miedo a hablar en público. El problema es que en la mente de esas personas subyace ciertas ideas que imposibilitan lograr su meta. Y, en ciertos casos, pueden lograr el efecto contrario: incrementar la fobia y la timidez.
Por eso, en este artículo vamos a hablar de esos pensamientos y de cómo la terapia puede ayudarnos a superar esas emociones y comenzar a superar la timidez.
Primer pensamiento: «Tengo que desarrollar habilidades específicas»
«Es imprescindible para tener y desarrollar habilidades y características específicas para poder acercarme a las personas, perder el miedo y para poder hablar en público. Acercarse y hablar en público es un tema de recursos y entre más los tenga más fácil será para mí». Error, no necesitas ningún recurso, habilidad, ni característica especial para hablar con los demás o para hablar en público. Solo tienes que poder hablar y ser capaz de escuchar. Como seres sociales ya venimos dotados de lo necesario para comunicarnos y relacionarnos.
Solamente necesitas poder comunicarte y no sentirte mal y angustiado en ese proceso. El tema de los resultados es subjetivo y la verdad, nada importante. Lo que interesa es que puedas hacer lo que puedas y con eso será suficiente.
Entre más altas sean las metas que fijes, más difícil será alcanzarlas. Para empezar a superar la timidez, debes poder ponerte como meta algo sencillo en tu dialogo interno. «Solo quiero poder relacionarme, socializar y comunicar lo que deseo. Con lo que tengo ahora, algunas personas no lo aceptarán y otras sí; entonces, me quedaré con las que si me acepten».
Debes poder ponerte como meta algo sencillo: «solo quiero poder relacionarme, socializar y comunicar lo que deseo»
Segundo pensamiento: «Debo evitar que las personas me evalúen»
«Las personas que me observen se darán cuenta y descubrirán mis deficiencias o falta de recursos. Y sabrán cómo me siento en el momento que me expongo a ellos. Podrán saber lo que me sucede internamente. Ellos me evaluarán y, por lo tanto, debo de evitar exponerme a su evaluación a toda costa sino me sentiré terrible».
Muchos enfoques psicoterapéuticos se abocan en convencer que es irracional e ilógico pensar que tú eres evaluado, positiva o negativamente, cuando hablas en público o cuando estás en alguna situación social. ¡Nosotros afirmamos lo contrario! Siempre estamos siendo evaluados. Constantemente nos estamos evaluando a nosotros mismos y a los demás. No hay nada preocupante ni terrible en eso, es más… ¡es muy útil y esperable!
La diferencia es que las personas con ansiedad social o que quieren superar la timidez creen que cuando son evaluados, los demás lo harán sobre la base de sus deficiencias o sobre alguna deficiencia específica.
¿Quién se puede dar cuenta de que tienes temor de que te miren a los ojos y que por eso al mirar más de un segundo el rostro de las personas sientes miedo? No hay forma de saberlo. Es imposible leer la mente de los demás. Entonces ¿cómo es posible para ti saberlo? Lo que estás pensando que los demás piensan de ti, es lo que tú piensas de ti mismo. Es decir: tú generas tu propia ansiedad y timidez, no los demás.
Lo que estás pensando que los demás piensan de ti, es lo que tú piensas de ti mismo. Es decir, tú generas tu propia ansiedad y timidez, no los demás.
Tercer pensamiento: «Las personas que me observan notarán mis defectos»
«Las personas que me observen se darán cuenta de mis características físicas desagradables. De algún defecto específico, de mi comportamiento extraño o de mis nulas habilidades para comunicarse. Será algo desagradable para ellos y por lo tanto debo de evitar exponerme. Sino me sentiré terrible y si no puedo evitar exponerse haré todo lo posible por ocultarlo. Si no haré el ridículo y sentirán pena por mí, lo cual no podré soportar».
La clave de la irracionalidad de este pensamiento, es pretender que puedes ocultar sus defectos si estos son notorios o evidentes. Si tu defecto es algo interno, como tener temor de que los demás sepan que no eres un experto en lo que hablas, entonces los demás no lo sabrán. ¿Cómo podrían saberlo? Sólo si te esfuerzas en mostrarlo.
Sin embargo, si tienes acné, eres de baja estatura, hablas muy rápido, te ríes sin razón… etc.… ¡no te gastes en ocultarlo! Los demás ya lo descubrieron apenas usted apareció en escena.
Entre más quieras evitar lo inevitable, entre más quieras ocultar lo evidente, más ansiedad tendrás y más tímido te mostrarás y te sentirás.
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